martes, 26 de febrero de 2008

Mi única poesía


Mi única poesía,
la de mis ausencias,
es aún más trágica
que divertida.

La realidad del sin,
la poesía del con,
son sólo milagros
en la desesperación.

Es decir, como todo,
milagroso universo,
que te lleva lejos
y te cría cuervo.

Así decía, mi poesía,
que es avara y fría,
porque no aporta,
no te tira una caricia.

Del sentido perdió
por no ser otra,
y perdió en rifa,
las patas cortas
de la mentira.

Pero ahí está, firme
en el desamparo,
curiosa de vivir,
de ser viento sin tejados.

No existe la poesía.
No se puede demostrar,
no se puede tocar,
ya ni siquiera respira.

Y este pogo emocional,
en el que ya hubo heridos,
tiene sponsor oficial:
un ladrón introvertido.

Que me robó el cielo,
que te robó a vos.
Que dejó apenas palabras
en pena, para jugar.

Mi sola poesía,
la que enmudece,
presenta esta noche
honesta, su mentira.

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